Los años 70 fueron mi década de adicción a MAD MAGAZINE, y el tiempo en que construí una
pequeña colección de la revista. Nunca se me ocurrió siquiera llevar la cuenta de cuántos ejemplares
de MAD MAGAZINE tenía, simplemente los iba adquiriendo y acumulando. Compraba la revista en
la librería ABC de San Isidro, pero no recuerdo haberlo hecho con estricta puntualidad, es decir,
mensualmente o algo así, lo que me convertía en un coleccionista más bien informal. Creo que ni
siquiera califico realmente como coleccionista : al coleccionista le obsesiona el proceso, a veces más que
el objeto que colecciona. Yo no seguía ningún plan o sistema para reunir material, simplemente echaba
mano a lo que estuviera disponible, que era realmente poco en esa época. No me interesaba tener el
último número de MAD MAGAZINE. No se me ocurrió suscribirme a la revista. La mayor parte de mi
colección estaba formada por ejemplares bastante viejos, pero al verlos reunidos todos en conjunto,
podía hacerme una idea correcta de cómo caricaturizó MAD MAGAZINE al mundo que le tocó vivir.
Era como un extraño curso por correspondencia de historia norteamericana contemporánea. Por
MAD MAGAZINE me enteré de que existió algo llamado "Guerra de Vietnam," que esa guerra
dividió a los EE.UU. en dos países, que Nixon era un soberano hijo de puta ( lo decía MAD, y no era underground ) , que en ese país dividido había prostitución ( no la versión "glamorizada" de
Hollywood ) , drogas duras, niveles escandalosos de criminalidad, o que la inflación se estaba
comiendo al país "más rico del mundo." Podía darme cuenta de que detrás de las risas ( y muchas
veces se trataba de esa "risa gringa" tan insípida y constipada ) había miedo y desconfianza.
El asunto de la relevancia política del humor de MAD MAGAZINE es perfectamente debatible.
Esa hipotética relevancia podría discutirse a partir del hecho que MAD era una revista popular y
reconocida por un público liberal aunque no contestatario ( no quiero decir "mainstream" ! ) . Pero aunque no se ubicara "fuera del sistema," estaba MUY lejos de celebrar su validez.
MAD MAGAZINE fue siempre fiel a sí misma, al propósito tentador de ofrecer una nueva y desafiante intensidad de entretenimiento envuelta en una piel convencional, y principalmente, fiel a la gente que la hacía. The Usual Gang Of Idiots que figuró en el postón durante décadas, estuvo compuesta por casi el mismo equipo, con periódicas excepciones, y toda esa gente no fue más que una alegre reunión de "chicos comunes y corrientes." En el primer artículo periodístico que leí sobre los underground comics, Clay Geerdes enfatizaba el hecho de que los creadores de esta nueva corriente no eran "college intellectuals," sino muchachones como cualquiera con muchas ideas sobre cómo "poner a la gente EN FA." Es una espantosa traducción, pero es lo que más se acerca a lo que Geerdes quería decir. Y ponerse EN FA, en los EE.UU., en los años 60, en San Francisco, involucraba
harto sexo, drogas y música del demonio. ESO ( exagerando un poco ) es lo que fue MAD para su época. La tripulación fue la misma desde antes de 1955 hasta los años 80, y más allá. Es decir,
los que eran jóvenes en 1955 fueron los responsables de su diseño conceptual y de su supervivencia en tiempos cambiantes ( hubo una mayor distancia entre 1957 y 1967 que la que
pueda haber entre 1970 y 2000 ) . Y siguieron siendo lo que siempre fueron, esos chicos comunes y corrientes que, simplemente, eran menos ( bastante menos ) ingenuos que el promedio de humorístas satíricos de su generación. No se podría esperar que fueran más "políticamente comprometidos." No se podría esperar que fueran menos "americanos."
UNDERGROUND !
Lo primero que leí alguna vez sobre los Underground Comics estuvo en una colección de libros que publicara en 1975 la editorial española Salvat. Ahí ví por primera vez a Mr. Natural lavando platos, y a Fritz The Cat, pero sólo eran dos o tres viñetas en todo un libro. Tanto o más que ellas, lo que me impresionó, lo que me sedujo desde el principio, fue la descripción que hacía el libro de este fenómeno irregular en la historia del comic y que, para todos los efectos, murió en 1973. El libro incluía una entrevista al francés Claude Moliterni, posiblemente uno de los primeros estudiosos serios del comic. Imagino que con una triunfante y cínica complacencia francesa, Moliterni decía en la entrevista que el movimiento underground fue "una explosión y un fracaso," y que su representante máximo, Robert Crumb, había "vuelto a fumar hachis, viviendo miserablemente en San Francisco, dejándose explotar de una manera vergonzosa por hábiles agentes literarios." Dios, que ni el más lacrimógeno melodrama decimonónico ! Y lo estoy citando de memoria. Así de leído y releído tenía yo a ese librito. Pero por alguna razón, aun con esa sentenciosa opinión de un experto y el escaso párrafo que el texto del libro le dedicaba al underground comic, esas ligeras insinuasiones fueron suficientes para despertar mi fascinación. Eran como fisuras en el tejido de la realidad ( de los comics ) tal como yo la percibía, como si me estuvieran diciendo en clave, en un código subliminal para iniciados, que existía una realidad paralela donde el "todo es posible" no era bastante. No sólo cualquier cosa era posible : CUALQUIER COSA EXTRAÑA era posible. Aquí hay algo raro, pensaba yo. Aquí hay algo torcido. Lo tengo que conocer !
Pero no lo conocía. Todavía tendría a MAD MAGAZINE durante un tiempo, pero es verdad, todo el que empieza con MAD, pasará luego a drogas más fuertes.
En 1977, mi tío E. regresó de los EE.UU. con un maletín misterioso que escondía en su closet y dentro del cual descubrimos condones y revistas "porno." Bah. HUSTLER. Después de unas frenéticas pajas, me concentré un poco más en la lectura de los artículos, y descubrí uno, escrito por un tal Clay Geerdes, sobre The New Dirty Comics, en el número de abril de 1976. Obligado por la orientación de la revista, Geerdes se concentró en los elementos pornográficos del underground comic, y dejó para unas cuantas líneas al final, su posible importancia cultural o política. Pero al referirse a las Tijuana Bibles ( esos libritos clandestinos de ocho páginas con crudas parodias porno de los personajes del comic y el cine de los años 30, 40 y 50 ) como antecedentes transgresores de los underground comics, Geerdes estaba
señalando justamente esa cualidad abierta y confrontacional de ambos fenómenos que, si en los años 30 era completamente ilegal y penalizada, en los 60, estos nuevos "comics sucios" empujaron la libertad de expresión ( sexual y política ) para probar si el sistema era tan tolerante como hipócritamente decía ser.
Esto era para mí. Esto era lo mío. Aunque, en total, no había leído hasta entonces más de seis páginas sobre el tema, yo me consideraba un experto en Underground Comics. Con el orgullo añadido de que nadie que yo conociera tenía la menor idea de su existencia.
Posiblemente en 1980, encontré en alguna librería de Miraflores un libro, también español, que se preocupó de reimprimir--al fin--verdaderos underground comics, aquellos de los que yo tenía sólo referencias teóricas. El libro presentaba un prólogo escrito por el extraordinario humorista gráfico español Chumy Chúmez, fechado en 1972. Vísperas de la muerte del "género," si es que la Historia estaba en lo correcto. Aquél fue mi primer encuentro verdadero con los underground comics : ahí estaban Robert Crumb, Kim Deitch y Gilbert Shelton ( y algunos otros que no me interesaron, y que ya olvidé ) , y todos ellos a la altura del mito. Eran todo lo raro y feo que yo imaginaba, todo lo vulgar y escatológico que los libros decían, todo lo extraordinario que yo necesitaba. De una manera literal y simbólica, MAD MAGAZINE fue mi paso de la Primaria a la Secundaria ( la descubrí a los diez años ) ; los Underground Comics, mi educación superior.
En un principio, si somos muy jóvenes, queremos emular al héroe. Muchos dibujantes hemos pasado por nuestra época Crumb. Queriamos dibujar como él. Pero algo que añade a su genialidad es ese enorme y absolutamente intoxicante poder suyo con el que te convence de que TODO ES POSIBLE EN EL COMIC, si eres honesto y sigues tus instintos. Hoy no existe un sólo dibujante DE VALOR ( en el Underground ) que se parezca estilísticamente a Robert Crumb, pero no hay ni uno de ellos que no reconozca que, a un nivel inspiracional, se lo debe todo a él. Crumb los puso en movimiento. Les pegó la infección. Cuando el establishment y el mainstream ( DC, MARVEL ) se hurgaban el recto, a ver qué novedad de marketing sacaban de ahí, una generación de futuros artistas, mucho más poblada que la de los primeros undergrounders se nutría, en silencio y subterráneamente, de los viejos ZAP, BIJOU FUNNIES, SNARF, ARCADE y otros títulos oscuros que a veces sólo se podían conseguir en las librerías porno, o en el depósito de algunas, contadísimas, tiendas de comics.
A mí me tocó en suerte, de una manera inusual, tener en mis manos dos genuinos underground
comic-books : SNATCH ( # 1 ) de Robert Crumb, e INNER CITY ROMANCE COMICS # 1, de
Guy Colwell. En 1981 hice amistad con un viejo dibujante amateur, 40 años mayor, tan
apasionado por los comics como yo. Este viejo amigo, ingeniero sanitario, que era REALMENTE
talentoso y prolífico, nunca se había dedicado profesionalmente al dibujo de comics. Jamás publicó nada, pero había acumulado una cantidad fabulosa de dibujos, desde los años 60, y construído una biblioteca igualmente impresionante en la que, todos los viernes, me sumergía durante horas. En una de esas visitas fue que descubrí estas dos joyas, SNATCH e INNER CITY
ROMANCE COMICS. No podía creer mi suerte : dos verdaderos UNDERGROUND COMICS !
Y uno de ellos nada menos que de Robert Crumb ! Mi amigo debe haberse conmovido con mi reacción al ver esto, porque no dudó en regalármelos. En realidad, creo que quería deshacerse de
ellos. "Sí pues, hay público para todo," me dijo, cuando traté de explicarle la especial importancia
artística de los underground comics. Arte, las huevas. Para él sólo eran dos adefesios pornográficos ( de hecho, los había comprado en una sex-shop, durante un viaje a los EE.UU. ) .
Mejor para mí !
SNATCH # 1. Había leído algo sobre este comic-book de pequeño formato que Robert Crumb publicó en 1968. En su artículo, Geerdes describía correctamente las intenciones de Crumb para
hacer algo así. SNATCH era, según Geerdes, "una parodia de la arrechura." Nada era realmente excitante en SNATCH ( que, a propósito, quiere decir "CHUCHA" ) . Lo obsceno y procaz de los dibujos era demasiado gracioso y wolvertonianamente
grotesco, cuando venía de las manos de Crumb. O simplemente asqueroso, cuando los dibujos los hacía S. Clay Wilson, co-autor de SNATCH. Habían vencido a la pornografía con sus propias armas : lo gráfico y lo explícito.
INNER CITY ROMANCE COMICS # 1. No lo conocía. No sabía nada de Guy Colwell entonces, y
hasta hoy, es uno de los artistas del underground con más bajo perfil. Su INNER CITY... contenía
los ingredientes primarios del underground comic, SEXO Y DROGAS, esos que los historiadores ociosos y tradicionales del comic tanto lamentan. El comic de Colwell es de 1972, o sea que, para
los registros históricos, es una obra que pertenece a la época de "esplendor" del underground comic. La presencia del sexo y las drogas en los underground comics todavía no había alcanzado ese nivel de sobre-explotación oportunista al que aquellos historiadores se refieren como una de las razones para el colapso del movimiento. INNER CITY ROMANCE COMICS empieza en este, su primer número, con una historia titulada "CHOICES" ( "ELECCIONES" ) . Tres hombres
jóvenes salen de prisión el mismo día. Uno es un muchacho blanco, alegremente distraído e indolente, y dos afro-americanos con caracteres mucho más definidos, y que cargan en realidad todo el peso de la historia. Uno es un caficho con mucha calle y una cuenta de banco que lo espera para darse la gran vida y volver al negocio de la carne. El otro es un tipo que se divide
interiormente frente a dos opciones ( las "elecciones" ) : seguir el camino que le ofrece su amoral
( y políticamente incorrecto ) brother, entrar a un lucrativo futuro en el caficheo y la venta de drogas, o pasar a la clandestinidad como Pantera Negra y participar de una acción revolucionaria que en aquel momento parecía inevitable. El estilo gráfico de Colwell era extraño ( ver su portada ) , detallista por momentos y luego austero, casi hasta la escualidez, con la que definía personajes y una atmósfera de vacío, frialdad, sordidez y humanidad.
A mediados de la década del 80 mi relación con los comics se había enfriado. Por increíble que parezca, me deshice de mi colección de MAD MAGAZINE ( se la pasé a un amigo que emigró a los EE.UU. ) y siendo la oferta local de comics un absoluto cero, sólo me dedicaba a releer los escasos comics que aún conservaba ( André Franquin y SPIROU me salvaron de la inanición ) . Fueron los años que transité sin pena, gloria ni convicción por la Facultad de Artes y también la época en que comencé a trabajar como ilustrador. Si hubiera conversado con alguien, en aquellos días, sobre comics ( no conocía a nadie que los leyera o los hiciera ) , mi rollo se habría concentrado en los underground comics seguramente, y sobre Robert Crumb, definitivamente. Y habría lamentado el fin del "movimiento," y es posible que hasta habría pensado que Crumb estaba muerto. Física o artísticamente, da lo mismo.
1987. Sábado en la tarde. Salía de OIGA, la revista en la que trabajaba entonces, y paseaba por la
Avenida Pardo, en Miraflores, haciendo tiempo antes de encontrarme con la que sería mi esposa
( luego ex-esposa ) . Había una tienda de discos en la Avenida Pardo, que yo solía visitar como si fuera una galería de arte. Era todavía el tiempo de los discos de vinil y esta tienda los traía importados ( carísimos ) y tenía el buen gusto de ofrecer rock de todas las épocas, lo que significaba para mí....ARTE DE PORTADAS ! Alucinaba mirando las cubiertas de los discos de Hendrix, Jefferson Airplane ( "After Bathing at Baxter's" ) , Ten Years After y otras marcianadas de los 60. Aquél sábado del '87 parecía un día cualquiera de visita en mi tienda favorita ( nunca compré un disco ahí ) hasta que se me ocurrió mirar la vitrina en la que el cajero se acomodaba, donde exhibían algunas revistas, libros y accesorios. Con muy poco interés, pasé la mirada sobre las revistas. Podría haber alguna que se viera bien. Creí reconocer algo vagamente familiar en la esquina de una portada de revista que asomaba debajo de otra, así que se la pedí al antipatiquísimo cajero.
Ah...la puta madre que nos parió
No parecía. ERA Crumb. Y la fecha de la revista era 1986. Sólo un año atrás, que era como decir
hoy mismo. Como dijo el Dr. Frankenstein, "HE'S ALIVE !"
WEIRDO # 16, 1986 . Y nada menos que publicada bajo el ilustre logo de LAST GASP, la legendaria casa editorial especializada en underground comics. Robert Crumb estaba vivo, dibujando mejor que nunca, editando una revista de comics, y hasta Last Gasp de San Francisco había sobrevivido a la yerma desolación de los años 70. Por supuesto que compré la revista. La
década del 70 y mi educación gráfica comenzaron en serio aquel día que descubrí MAD MAGAZINE.
Los años 80, 90 y el futuro, comenzaron para mí con WEIRDO # 16.
He leído, usado y abusado de ese número de WEIRDO hasta desintegrarlo. Crumb estaba realmente en su mejor forma, activo e imaginativo, más diestro y más seguro. Si, como decía la historia oficial, los underground comics eran cosa del pasado ( y Robert Crumb ERA los underground comics ) , qué era WEIRDO entonces ? Porque WEIRDO era 100% underground,
100% Crumbiano, saludable y robusto. Y llevaba 16 números ! ARCADE, la revista de comics que editaron Bill Griffith y Art Spiegelman en los 70, y que debía funcionar como bote salvavidas para la primera generación de undergrounders, sólo llegó, y con dificultad, a los 7 números. WEIRDO le doblaba la edad.
Por WEIRDO # 16 me enteré además de que Crumb estaba haciendo vida familiar en un pueblito de California, llamado Winters, que estaba casado y tenía una hija. Suena bucólico pero
una simple mirada a lo que estaba haciendo Crumb en, y con, WEIRDO, demostraba que Crumb seguía tan agudo como en su mejor época, tan intenso y tan cortante, pero mejor enfocado.
WEIRDO era un proyecto colectivo, capitaneado por Crumb. Y por esa presencia suya, el proyecto atraería a lo mejor de aquella generación que el comic, EL COMIC, estuvo esperando durante una década. Una generación que se educó con Crumb, ZAP, Deitch, Shelton, S. Clay Wilson, Griffith, Rob't Williams, BIJOU FUNNIES o el mencionado ARCADE, educación a la que incorporó sus propios ímpetu y experiencia nacidos en el fanzinismo punk.
En WEIRDO # 16 Crumb presentaba, además de la extraordinaria portada, un comic llamado
DIRTY LAUNDRY COMICS, un "jam" ejecutado al alimón con Aline Kominsky, su esposa, una
cartoonist expresionista increíblemente genial y por derecho propio. Yo no lo sabía en ese momento, pero DIRTY LAUNDRY COMICS venía de buen tiempo atrás, estableciéndose como una de las principales influencias detonantes para la explosión de comics autobiográficos de los 80 y 90.
DIRTY LAUNDRY COMICS # 1 ( 1974 )
DIRTY LAUNDRY COMICS # 2 ( 1978 )
El underground estaba más vivo y despierto que nunca, y esta vez traía de regreso a los veteranos de la primera generación, como Crumb y Deitch, en perfecta alianza creativa con la
nueva generación, con ( entre otros ) artistas como Peter Bagge, Mark Zingarelli, Dennis Worden, Dave Collier o los fabulosos Hermanos Friedman. La lección había sido bien aprendida y aprovechada por los nuevos : de esto se trataba el comic. El mainstream venía bailando una danza necrofílica con el cadáver de su propio pasado desde hacía 20 años, totalmente agotado y desesperado por afirmar una validez artística que nunca tuvo. WEIRDO era una evidencia de que el renacimiento del comic, y sus argumentos para reclamar reconocimiento artístico, sólo eran posibles desde esta ubicación, desde el Underground. Lo demás seguía siendo lo que siempre fue ( y ahora, extemporáneamente ) : SHOW BIZ.
WEIRDO # 16. Pasado el efecto inicial ( aproximadamente un año después ) , reordenando en mi cabeza el descubrimiento de que Crumb estaba en actividad y que el underground comic había florecido en algo como WEIRDO ( y algo me decía que no era más que la puerta de ingreso a algo mayor ) , se me ocurrió escribirle una carta al editor de WEIRDO, Peter Bagge. Yo sólo quería que me facilitara la dirección postal de Robert Crumb, si es que eso era posible ( talvez Crumb era un ermitaño tipo J.D. Salinger ) . Yo no sabía quién era Peter Bagge entonces, y él estaba todavía a unos años de distancia de volverse archifamoso con HATE. El bueno de Bagge no sólo me envió la dirección de Crumb ; me aguijoneó para que le escribiera ( sabía que se iba a pasar de vueltas si recibía una carta de un fan PERUANO ! ) , pero lo que resultó siendo mejor que todo, a la larga, fue recibir de Bagge, como regalo, el catálogo de Fantagraphics Books, la editorial con la que él mismo estaba empezando a trabajar. Me hubiera bastado con WEIRDO para morir en paz, pero el catálogo de Fantagraphics me puso rápidamente al día con una excitante abundancia de trabajo creativo. Ahora eran muchos más los que trabajaban en el underground comic que los que abrieron el camino a finales de los 60. Y muchas más. Una de las muestras más sólidas de que el underground comic era, es, la ruta hacia
el comic como forma de arte, es la presencia femenina. La estética del underground comic contemporáneo está siendo moldeada por las percepciones y sensibilidades
específicamente femeninas. Y una vez más, demos una mirada hacia atrás, hacia el lamentable
estado del mainstream. Que continúe siendo un negocio de hombres, desde su administración
( excepción : Jenette Kahn, a la cabeza ejecutiva de la DC ) hasta su elaboración, pasando por
lo definido de su público objetivo, es una de las señales más elocuentes de su obsolescencia.
En 1989 mantuve una brevísima correpondencia con Robert Crumb. Respondió con gentileza a la embarazosamente maravillada carta que le envié. Y sí, se pasó de vueltas cuando leyó una carta de Perú. Me envió de regalo un WEIRDO, el más reciente número de ZAP COMIX ( se
seguía publicando en los 80 ! ) y su nuevo título solista, HUP. La comunicación se interrumpió en la época de su mudanza a Europa, y luego nunca llegué a contestar, no sé por qué, a una postal que me envió desde Sauve, el pueblito en el sur de Francia donde ahora vive.
Volví al comic. Gracias a WEIRDO # 16, a aquella tienda de discos en Miraflores, a Peter Bagge, a Fantagraphics y al Tío Roberto. Fue una cascada de eventos afortunados que sucedieron cuando tuvieron que suceder. No fue el mejor momento en mi historia personal pero tuve que empezar a pensar si mi renacida obsesión por el comic me acercaba a un compromiso mayor con él.
Dónde firmo ?
Comics que nadie lee/Para un publico que no existe
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5 comments:
Esta segunda parte de tu historia personal de los comics, Cairo, ha sido una intoxicación a punta de comix underground... Lo que me sorprende (y vacila) más, al escuchar a gente metida en esto de la historieta en el medio, es cómo terminamos encontrando las historietas, que tanto captaron nuestra atención... No sabemos cómo, pero terminan cayendo en nuestras manos... Esa combinación de azar y fortuna es el deshueve.
Me quedo con la frase como alternativa al "ombliguismo": hurgar en el propio recto... ja, ja
Un abrazo,
Raschid
Y con todo en contra. Empecé cuando lo único que se conseguía con facilidad eran los comics de Novaro. Cuando la importación estaba prohibida. Cuando, como hoy, lo que atraía la atención de la mayoría era el comic de superhéroes. Era suerte, sin ninguna duda, pero por qué me sucedía a mí ?
Una bienaventuranza a todo galope, eh.
Ahora gente como yo que por sus circuitos (colegio religioso, entorno cerrado en los primeros años adolescentes y más...)conoció el underground como corolario de experiencias sucesivas, el desmadre de ideas, el arranque del inconformismo más delineado.. Decía, llegué al cómic underground después de muchas travesías. Más vale tarde que nunca.
Lima u.
Lo bueno es que llegaste.
ala ke alucinante!, asi ke mantuviste correspondencia con crumb, lokasoooo! felicitaciones!!!
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