Hey, Raschid ! Qué gusto. Gracias por el comentario. Esas ilustraciones tienen una historia de lo más simpática, o antipática, dependiendo desde dónde la veas. Me las pidió un muchachito impertinente que tenía referencias de mi trabajo a través de mi buen amigo Lorenzo Osores. Se trataba de ilustrar un libro PARA COLOREAR, que iba a ser REGALADO por alguien que no me especificaron ( ni me interesaba ) a sus conocidos ( creo ). En fin, no me interesaba qué es lo que iban a hacer con las ilustraciones mientras me las pagaran ( nota : no trabajo para publicidad. Mi fibra moral será deleznable, pero tengo límites, caramba ). Como todo trabajo de este tipo, hay un período inicial en el que las piezas no encajan perfectamente, cliente e ilustrador no se entienden a la perfección desde la partida. Pero el tiempo nos estaba empezando a ganar, el muchachito impertinente necesitaba plata con desesperación y empezó a entrar en histeria. Cuando pensé que ya nos entendíamos, y cuando yo, en mi infinita e ilusa vanidad, pensaba que al fin había dado con el modelo perfecto de ilustración, el muchachito impertinente me manda un mail furibundo en el que me pregunta si me estaba burlando de él. Se trataba de esta última ilustración, en la que los personajes están de pie en la isla de los Uros. No sé lo que él vió, pero bramó inflamado porque, según él, la ropa de los personajes no tenía nada que ver con el contexto. Además, estaban "posando y no interactuando." Y sí, están posando. No pensé que eso lo ofendería hasta el extremo de mandarme un últimatum. El, a mí."Estoy a punto de tomar una decisión drástica." Ah, caray. Ejecutivo, el señor. Como no estoy para que nadie, menos un nenito que no sabe ni lo que está mirando, me ponga últimatums, le respondí, con el azote de mi elegancia, sugiriéndole que buscara un ilustrador más adecuado a sus necesidades. Es gracioso cómo podemos las personas ver e interpretar el mismo hecho de maneras completamente opuestas. Tampoco me había encontrado antes, en 20 años que "trabajo" como ilustrador, con un cliente tan faltosito y prepotente. Por menos que eso ya había decidido dejar la ilustración comercial desde el 2000. Pero no todo es cómico. Siempre se aprende algo. En este caso, por ejemplo, haciendo estas ilustraciones, aprendí nuevas formas de representar, como tú bien notas, detalles como los pliegues de la ropa. Son detalles formales que suelen tener mucha más importancia y significado para mí que para nadie más, y son momentos en los que me doy cuenta de lo poco que he aprendido sobre el arte del dibujo. De todas maneras, fíjate tú, esta última ilustración, la ilustración de la discordia, ahí donde la ves, no anda mal. Al menos para mí. Pero yo que sé ?
3 comments:
Me han gustado los sombreados en los trajes. Parecen moverse entre 2 planos o las tres dimensiones.
Si se puede saber para dónde son estas ilustraciones, estaría bien... Pero si no se puede revelar este detalle, no hay problema.
Raschid
Hey, Raschid ! Qué gusto. Gracias por el comentario. Esas ilustraciones tienen una historia de lo más simpática, o antipática, dependiendo desde dónde la veas. Me las pidió un muchachito impertinente que tenía referencias de mi trabajo a través de mi buen amigo Lorenzo Osores. Se trataba de ilustrar un libro PARA COLOREAR, que iba a ser REGALADO por alguien que no me especificaron ( ni me interesaba ) a sus conocidos ( creo ). En fin, no me interesaba qué es lo que iban a hacer con las ilustraciones mientras me las pagaran ( nota : no trabajo para publicidad. Mi fibra moral será deleznable, pero tengo límites, caramba ). Como todo trabajo de este tipo, hay un período inicial en el que las piezas no encajan perfectamente, cliente e ilustrador no se entienden a la perfección desde la partida. Pero el tiempo nos estaba empezando a ganar, el muchachito impertinente necesitaba plata con desesperación y empezó a entrar en histeria. Cuando pensé que ya nos entendíamos, y cuando yo, en mi infinita e ilusa vanidad, pensaba que al fin había dado con el modelo perfecto de ilustración, el muchachito impertinente me manda un mail furibundo en el que me pregunta si me estaba burlando de él. Se trataba de esta última ilustración, en la que los personajes están de pie en la isla de los Uros. No sé lo que él vió, pero bramó inflamado porque, según él, la ropa de los personajes no tenía nada que ver con el contexto. Además, estaban "posando y no interactuando." Y sí, están posando. No pensé que eso lo ofendería hasta el extremo de mandarme un últimatum. El, a mí."Estoy a punto de tomar una decisión drástica." Ah, caray. Ejecutivo, el señor. Como no estoy para que nadie, menos un nenito que no sabe ni lo que está mirando, me ponga últimatums, le respondí, con el azote de mi elegancia, sugiriéndole que buscara un ilustrador más adecuado a sus necesidades. Es gracioso cómo podemos las personas ver e interpretar el mismo hecho de maneras completamente opuestas. Tampoco me había encontrado antes, en 20 años que "trabajo" como ilustrador, con un cliente tan faltosito y prepotente. Por menos que eso ya había decidido dejar la ilustración comercial desde el 2000. Pero no todo es cómico. Siempre se aprende algo. En este caso, por ejemplo, haciendo estas ilustraciones, aprendí nuevas formas de representar, como tú bien notas, detalles como los pliegues de la ropa. Son detalles formales que suelen tener mucha más importancia y significado para mí que para nadie más, y son momentos en los que me doy cuenta de lo poco que he aprendido sobre el arte del dibujo. De todas maneras, fíjate tú, esta última ilustración, la ilustración de la discordia, ahí donde la ves, no anda mal. Al menos para mí. Pero yo que sé ?
Gracias por el dato, Cairo !
Y pobre tipo que perdió la oportunidad de contar con tu trabajo. Él se lo pierde.
(ya me quedó claro, porque el mono de las líneas de Nazca está compuesto de númeritos)
Raschid
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