Comics que nadie lee/Para un publico que no existe

Monday, September 03, 2007

EL MUNDO SEGUN JIM FLORA

Lo mencioné en el post anterior, como ejemplo de un estilo de diseño e ilustración característicamente plano, angular, geométrico, tan representativo de las artes gráficas de los
años 50. Jim Flora es uno de mis dibujantes favoritos, desde antes de saber su nombre, o sobre ilustración. Todo lo poco que se pueda saber a los 10 años. A esa edad, uno todavía no ha tenido suficiente tiempo para entrenar su curiosidad selectiva, pero ya empiezan a definirse ciertas preferencias. Mi fascinación por ese estilo caricatural lleno de zig-zags y cruzado por diagonales, de cuerpos planos y perfiles cortantes, debe haberse alimentado desde antes pero a los
10 años ya lo reconocía como un estilo singular y lo diferenciaba de otros. Sabía QUE era lo que me gustaba. Y dónde buscarlo.
Mi padre era un gran aficionado a la música popular mejicana, y uno de sus discos favoritos era un LP de Miguel Aceves Mejía.  Grabado por el sello RCA Victor. A mí también me gustaba Aceves Mejía, pero era la cubierta del disco lo que me tenía hipnotizado.  Sin ilusión de profundidad ni de perspectiva, el dibujo representaba una escena pueblerina como las que se podían ver en tantísimas películas mejicanas de los años 40 y 50 :  la iglesia, la cantina, las arquerías rodeando una plaza con pila en el medio, hombres de blanco humilde, sombrerote y
huaraches, mujeres con rebozo, burros, carretas, gallos, perros flacos, chamaquitos y un "camión" con los costados abiertos para dejarnos ver a los pasajeros. Era una caricatura extrema, que podía repetir estereotipos, pero que de ninguna manera era gentilmente folklórica. La sacudía una agitación febril y carnavalesca, vibraba con la actividad de personajes, objetos y contornos erizados de vitalidad y alegría. El tratamiento era plano, angular y geométrico, lo que
significaba que era, como ya lo había descubierto, típicamente "cincuentero." Ese único disco, resumiendo una época y una escuela, ayudó a definir mi gusto y mi percepción de la caricatura y el diseño como posibles formas de arte.  Tenía que contemplar esa cubierta todos los días, pasear la vista por cada uno de los detalles, hasta disolverlos en la pura abstracción.  Viví con esa imagen y esa lección integrada en mi memoria visual, durante años, antes de descubrir que el autor era un diseñador e ilustrador norteamericano llamado Jim Flora. Cuando descubrí este nombre, me dí cuenta de que gran parte de lo que yo considero mis influencias como dibujante,
eran autores y episodios en la historia de la ilustración contemporánea que, a su vez, habían sido
influenciados por Jim Flora. De alguna manera, aunque sólo conocía de él aquella cubierta de disco, era como si, a través de la influencia que había ejercido en otros, hubiera estado rodeado por su obra. En 2004, Fantagraphics Books publicó THE MISCHIEVOUS ART OF JIM FLORA,
trabajo de búsqueda, investigación y admiración realizado por Irwin Chusid, y que reúne lo más conocido y lo más privado de la obra de Flora. Este año Fantagraphics ha publicado un segundo
libro, THE CURIOUSLY SINISTER ART OF JIM FLORA, también editado por I. Chusid.
Jim Flora ilustró, diseñó y pintó con extraordinaria libertad para el medio comercial, y su impacto más permanente, y aquello por lo que se le seguirá recordando mejor, serán sus diseños
de cubiertas de discos para Columbia Records y RCA Victor. Su poderoso efecto en las carreras de muchos ilustradores contemporáneos, en el "feel" de la caricatura, la ilustración, la animación
modernas, se extiende más allá de las influencias formales. A Jim Flora se le tiene que reconocer
cómo defendió y preservó siempre algo que se suele sacrificar en el camino a la "profesionalización:" la integridad artística.

"El hombre tenía una manera de pulverizar ciertas barreras estéticas, de hacer que el ciego viera, un desafío para nada insignificante. El dijo una vez que todo lo que quería era "crear una pequeña pieza de excitación." Con muchas de sus obras sobrepasó su objetivo. Es el ejemplo del artista comercial que no se somete. Cuando contratabas a Flora, obtenías a Flora, y si contratabas a Flora es porque necesitabas a Flora. EL NO ERA VERSATIL. NO ERA UN CAMALEON. Su trabajo muestra lo que Flora hacía mejor : ser él mismo, como artista."

                                                                                              -- Irwin Chusid

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